En un movimiento que refleja un giro generalizado en el mundo empresarial de Estados Unidos, Walmart ha decidido reducir significativamente sus programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Este cambio, anunciado recientemente, incluye la eliminación de productos LGBTQ de terceros en su tienda en línea, el cierre de su Centro para la Equidad Racial y la reducción de iniciativas para apoyar a proveedores diversos. Estas decisiones marcan un distanciamiento de los compromisos asumidos tras las protestas de 2020 por la justicia racial, en las que la empresa prometió 100 millones de dólares para combatir el racismo sistémico.
El retroceso de Walmart no ocurre en el vacío. Por un lado, la presión de activistas conservadores como Robby Starbuck, quien ha liderado campañas contra las políticas “woke” en empresas, ha sido determinante. Por otro lado, la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en 2023, que anuló los programas de acción afirmativa en las universidades, sentó un precedente que está siendo utilizado para cuestionar políticas corporativas de diversidad.
Empresas como Tractor Supply, Lowe’s y Bud Light han enfrentado críticas similares tras apoyar campañas o iniciativas LGBTQ. En algunos casos, como el de Bud Light, estas reacciones han tenido un impacto directo en las ventas. Walmart, consciente de estas dinámicas, parece optar por una postura más cautelosa, priorizando evitar conflictos con segmentos conservadores de su clientela.
Pese a estas modificaciones, Walmart ha reiterado su compromiso con la inclusión. Según la compañía, el objetivo sigue siendo fomentar un sentido de pertenencia para todos sus empleados y clientes. Sin embargo, este enfoque se traduce en medidas más restringidas, como la implementación de lineamientos específicos para el financiamiento de eventos como los desfiles del Orgullo. Además, el cargo de «director de diversidad» ha sido renombrado como «director de pertenencia», un cambio simbólico que refleja su nueva dirección.
Las decisiones de Walmart podrían tener repercusiones internas significativas. Actualmente, más de la mitad de su fuerza laboral por hora y el 42% de sus líderes son personas negras, un dato que podría verse afectado si las políticas de inclusión continúan debilitándose. Estudios recientes han mostrado que los programas de DEI no solo mejoran la retención de talento, sino que también aumentan la motivación de los empleados, algo crucial para el éxito corporativo en un mercado competitivo.
El caso de Walmart es emblemático de un clima político polarizado en el que las empresas se ven obligadas a equilibrar demandas de inclusión con presiones externas. Si bien el panorama apunta a un retroceso generalizado en los compromisos de diversidad, los empleados y consumidores seguirán siendo una fuerza clave en exigir responsabilidad e igualdad. El futuro de estas iniciativas dependerá de cómo las empresas gestionen esta tensión entre valores y negocios.