Las protestas comenzaron hace días en Los Ángeles, EE.UU. como respuesta al incremento de redadas migratorias ordenadas por el gobierno de Donald Trump y al despliegue sin precedentes de fuerzas militares en zonas urbanas. Inmigrantes, defensores de derechos civiles y ciudadanos solidarios han salido a las calles denunciando la criminalización de comunidades vulnerables y el uso de tácticas represivas para contener el descontento social. Muchos de los manifestantes son de primera o segunda generación, y se han congregado para exigir justicia por la detención de familiares y vecinos, así como el fin de las deportaciones masivas.
Los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden continúan alterando el centro de Los Ángeles tras el despliegue masivo de tropas federales ordenado por el presidente Donald Trump. En una decisión sin precedentes en décadas, el mandatario movilizó cerca de 5.000 efectivos —4.000 de la Guardia Nacional y 700 marines— sin contar con la aprobación del estado, lo que ha sido calificado por el gobernador Gavin Newsom como una “medida dictatorial”. La presencia militar ha sido justificada por el aumento de ataques a instalaciones y agentes federales, en medio de una ola de protestas contra las redadas migratorias.

Durante el domingo, los enfrentamientos dejaron al menos 27 detenidos en Los Ángeles, algunos acusados de arrojar bombas molotov y de embestir a policías con motocicletas. Las autoridades declararon ilegal la congregación en zonas céntricas, utilizando gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar a los manifestantes. Se reportaron incendios, vehículos destruidos y grafitis en edificios y autopistas. Aunque la violencia disminuyó levemente el lunes, nuevas concentraciones en barrios como Little Tokyo mantuvieron la tensión elevada.
La violencia también se extendió a San Francisco, donde unas 60 personas fueron arrestadas durante una manifestación frente al edificio del ICE. Aunque la protesta comenzó de forma pacífica, derivó en actos vandálicos y agresiones a policías. En Santa Ana, las autoridades utilizaron municiones no letales para contener a manifestantes que arrojaban objetos. Mientras tanto, en otras ciudades del país se organizaron marchas en solidaridad con detenidos y líderes sindicales, como David Huerta, liberado tras pagar una fianza.
Los Ángeles tiene una historia marcada por protestas que datan de los años 60, con episodios emblemáticos como los disturbios tras el caso Rodney King en 1992 o las marchas por George Floyd en 2020. Las manifestaciones actuales, motivadas por la política migratoria y el uso de tropas militares, reavivan ese pasado de conflicto y resistencia. Fotoperiodistas como Nick Stern han resultado heridos mientras documentaban estos eventos, destacando el creciente riesgo para la prensa en medio del clima de represión.