Uzbekistán se une a la creciente lista de países que buscan legislar contra la comunidad LGBTQ+. El líder del partido oficialista Milliy Tiklanish (Renacimiento Nacional), Alisher Qodirov, anunció a través de su canal de Telegram que se está preparando un proyecto de ley para prohibir lo que denomina «propaganda LGBT». Con esta declaración, Uzbekistán reafirma una postura conservadora que ya es visible en otras naciones de la región.
En su publicación, Qodirov compartió un mensaje de Ivanka Trump, hija del expresidente estadounidense Donald Trump, donde se menciona la intención de recortar fondos federales a escuelas que promuevan “contenido sexual inapropiado” o “ideología transgénero”. Siguiendo esta línea, Qodirov expresó su apoyo, calificando estas medidas como un avance para tratar “la raíz del problema”. Aunque no ofreció detalles sobre el alcance de la iniciativa, confirmó que el proyecto está en desarrollo.
Uzbekistán no es un caso aislado. Por ejemplo, en Rusia, una ley promulgada en 2013 bajo el pretexto de proteger a la infancia de “información que niega los valores tradicionales de la familia” se ha convertido en un modelo para países que persiguen políticas similares. Esta legislación ha llevado a censura, arrestos y una ola de represión contra la comunidad LGBTQ+. A lo largo de los años, incluso se han denunciado purgas en regiones como Chechenia, donde, según informes, personas LGBTQ+ fueron detenidas y sometidas a tratos inhumanos.
Además de Rusia, países como Hungría, Bulgaria y Georgia han intensificado su ofensiva contra los derechos LGBTQ+ en los últimos años. Por ejemplo, en 2021, Hungría aprobó una ley que prohíbe la discusión de identidades de género y orientaciones sexuales en el ámbito educativo, mientras que Bulgaria adoptó enmiendas que prohíben cualquier promoción de orientaciones sexuales no tradicionales en las escuelas. En un caso reciente, Georgia ratificó una ley que prohíbe eventos del Orgullo, el matrimonio igualitario y la adopción por parte de personas LGBTQ+.
Esta tendencia alarmante subraya un patrón preocupante de ataques a los derechos humanos bajo justificaciones conservadoras y religiosas. A pesar de las protestas de activistas y organizaciones pro derechos, estas medidas suelen justificarse como una defensa de los “valores tradicionales”. Sin embargo, representan un retroceso en el reconocimiento y la protección de las diversidades de género y orientación sexual.
Mientras tanto, en Uzbekistán, la homosexualidad masculina ya es ilegal, castigada con hasta tres años de prisión. Esto, combinado con la falta de protecciones contra la discriminación, dibuja un panorama sombrío para la comunidad LGBTQ+ en el país. El proyecto de ley anunciado por Qodirov podría consolidar aún más estas restricciones, cerrando espacios de expresión y visibilidad. Así, se refuerza una narrativa de exclusión, que no solo silencia, sino que también criminaliza las vidas de personas LGBTQ+ bajo el argumento de proteger valores nacionales.