El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha intensificado su postura contra la comunidad LGBTQ+ en el marco de la inauguración del “Año de la Familia” en Ankara. Durante el evento, Erdogan presentó a los derechos de las personas LGBTQ+ y a las políticas de género neutro como una amenaza directa para los valores tradicionales y la estructura familiar. De esta manera, reforzó su discurso conservador, en el que retrata al colectivo como un peligro para la cohesión social.
En su intervención, el mandatario afirmó que las políticas relacionadas con la diversidad de género forman parte de “ideologías desviadas” diseñadas para debilitar a las familias y erosionar las tradiciones culturales. Erdogan denunció, además, que estas propuestas son impulsadas por una agenda global que, según él, Turquía debe resistir con firmeza. En este sentido, subrayó que el país se mantiene como uno de los pocos que se opone abiertamente a estas tendencias en plataformas internacionales, incluyendo la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Este discurso no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia más amplia que ha venido acompañada de un aumento de la represión hacia la comunidad LGBTQ+ en los últimos años. Desde 2015, las marchas del Orgullo han sido prohibidas en varias ciudades, y quienes intentan participar en ellas enfrentan represión policial y arrestos. Por otro lado, las manifestaciones anti-LGBTQ+ han recibido apoyo del Estado, lo que evidencia el respaldo gubernamental a posturas discriminatorias.
En paralelo, Erdogan aprovechó la ocasión para presentar medidas destinadas a aumentar la natalidad en Turquía, describiendo la caída de la tasa de crecimiento poblacional –que pasó del 2.53% en 2015 al 0.23% en 2023– como un problema alarmante. El presidente destacó que factores como los retrasos en los matrimonios y el aumento de los divorcios están afectando la estructura demográfica del país. Para contrarrestar esta situación, se anunciaron políticas como préstamos sin intereses para parejas recién casadas, subsidios para familias con hijos y servicios de cuidado infantil gratuitos o de bajo costo.
A nivel internacional, el discurso de Erdogan ha sido ampliamente criticado por organizaciones de derechos humanos. Estas denuncian que la retórica del presidente estigmatiza aún más a una comunidad que ya enfrenta discriminación y violencia. Al describir a las personas LGBTQ+ como un peligro para las familias, su gobierno fomenta prejuicios y mina los derechos fundamentales en Turquía.
Con una combinación de medidas económicas y un discurso que apela al conservadurismo social, Erdogan busca reforzar su base de apoyo mientras profundiza las divisiones en el país. La comunidad LGBTQ+, sin embargo, queda cada vez más expuesta en un entorno hostil que limita su libertad y su dignidad.
