Así, los jóvenes de 16 y 17 años podrán cambiar legalmente su género, aunque necesitarán la aprobación de un tutor legal y un médico, además de la autorización de la Junta Nacional de Salud y Bienestar.
Por otra parte, se elimina la necesidad de un diagnóstico de disforia de género para adultos que buscan cambiar su género, lo que simplifica el proceso para las personas trans mayores de edad.
La disforia de género es el malestar psicológico experimentado cuando la identidad de género no coincide con el sexo biológico de nacimiento. Al eliminar este requisito, el proceso de cambio de género se agiliza, siguiendo así la tendencia en otros países europeos como Dinamarca, Noruega, Finlandia y España.
En el caso de Suecia, la aprobación de la ley se dio después de un extenso debate de seis horas, subrayando la importancia de esta medida en materia de derechos LGBTQ+