Sacerdote acusa a Grindr de no proteger su privacidad

El exadministrador de la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU, Jeffrey Burrill, presentó una demanda contra la aplicación de citas Grindr, alegando una grave violación de privacidad que lo obligó a renunciar a su cargo y sufrir daños significativos a su reputación.

Desde el principio, Burrill confiaba en que Grindr protegería sus datos personales. Sin embargo, según su denuncia, esto no fue así. En 2021, un medio católico divulgó que Burrill utilizaba la aplicación, lo que desencadenó su renuncia. La controversia se intensificó cuando se supo que los datos de Burrill habían sido obtenidos por terceros y vendidos sin su consentimiento.

La compañía Grindr, a través de una portavoz, afirmó que planea defenderse vigorosamente contra estas acusaciones, calificándolas de erróneas. Por su parte, el abogado de Burrill, James Carr, destacó la gravedad de la situación, subrayando que la revelación de la orientación sexual de una persona debe ser una decisión personal.

El impacto de esta revelación fue inmediato y divisivo. La renuncia de Burrill no solo causó un gran revuelo entre los feligreses, sino que también subrayó la falta de protección de la privacidad en las aplicaciones de citas. En un contexto más amplio, esto refleja una tendencia creciente donde la información personal se convierte en moneda de cambio, sin suficiente regulación que proteja a los usuarios.

Según la demanda, los datos de Burrill fueron adquiridos por la organización Catholic Laity and Clergy for Renewal (CLCR), que supuestamente utilizó esta información para ayudar a los obispos a supervisar a sus sacerdotes y seminaristas. No obstante, CLCR niega haber compartido estos datos con The Pillar, el medio que inicialmente reportó sobre Burrill.

Chris Hoofnagle, del Centro de Derecho y Tecnología de la Universidad de California en Berkeley, resalta que la mayoría de las personas no leen las políticas de privacidad, y aun si lo hicieran, estas suelen ser ambiguas. A su juicio, esto crea una falsa sensación de seguridad para los usuarios. En este sentido, Anton Dahbura, de la Universidad Johns Hopkins, señala la insuficiencia de las regulaciones sobre la privacidad de datos en EEUU, lo que agrava la problemática.

El caso de Burrill no es único. Otros usuarios de Grindr han presentado demandas alegando la divulgación inapropiada de información sensible, como el estado de VIH. Esto apunta a un patrón preocupante en la gestión de datos por parte de la aplicación.

En última instancia, Burrill busca una compensación de 5 millones de dólares y una orden judicial para evitar futuras violaciones de privacidad. Mientras tanto, intenta reconstruir su vida tras la humillación pública, habiendo sido nombrado recientemente como administrador parroquial en La Crosse, Wisconsin.

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