La Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) ha revelado nuevos elementos sobre el descubrimiento de un cuerpo en estado esqueletizado, encontrado dentro de una maleta en la vía pública en Ñuñoa. Inicialmente, se mencionó la posible implicación de religiosas, pero se precisó que se trata de una mujer de 80 años, de vida religiosa laica consagrada, ahora imputada, y su hija, quien figura como testigo.
Según se detalla, la octogenaria habría mantenido el cuerpo de su amiga fallecida durante un año en su domicilio, debido a un «pacto de amistad» que incluía el cuidado mutuo hasta el fin de sus días. Este acuerdo habría llevado a la mujer a no denunciar el deceso ni realizar ningún trámite formal de inhumación. Curiosamente, la decisión de deshacerse del cuerpo surgió con la llegada de su hija a la vivienda.
La investigación ha tomado giros inesperados, revelando que, pese a la extrañeza del acto, no se configura un delito según la legislación vigente. Sabas Chahuán, exfiscal nacional, explicó que, al no haber entierro sin autorización y tratándose de una muerte por causas naturales, específicamente cáncer, no se constituye un ilícito.