La multitudinaria presentación de Lady Gaga en Copacabana, que reunió a más de dos millones de personas, estuvo a punto de convertirse en escenario de una tragedia. Sin embargo, una operación policial evitó un ataque con explosivos presuntamente motivado por odio hacia la comunidad LGBTQ+.
Dos personas fueron arrestadas antes del concierto, según informaron las autoridades brasileñas. Entre ellas, se encontraba el presunto líder de un grupo extremista, detenido en Rio Grande do Sul por posesión ilegal de armas, y un adolescente, arrestado en Río de Janeiro por almacenar pornografía infantil. Ambos habrían estado involucrados en la planificación de atentados utilizando artefactos caseros y cócteles molotov.
La investigación, bautizada como “Operación Fake Monster” en referencia al primer álbum de la artista, incluyó 15 órdenes de allanamiento en tres estados distintos. Durante estos operativos, se incautaron dispositivos electrónicos y materiales que apuntan a una red digital dedicada a la radicalización de jóvenes a través de discursos de odio y violencia simbólica.
El plan buscaba aprovechar la masiva convocatoria del recital para maximizar su impacto y generar visibilidad en redes sociales. Por eso, el grupo difundía contenido violento dirigido a adolescentes, incentivando la autolesión, el odio hacia las diversidades sexuales y la notoriedad digital como forma de pertenencia.
Rodney da Silva, vocero del Ministerio de Justicia, destacó que la desarticulación del plan fue posible gracias a una respuesta coordinada entre fuerzas especializadas como la DRCI, la DCAV y la CORE. A pesar de la gravedad del caso, las autoridades decidieron no divulgar la amenaza antes del show para evitar el pánico entre los asistentes.
Lady Gaga y su equipo, según comunicaron, se enteraron del intento de atentado recién después del evento a través de medios de prensa. No obstante, destacaron que trabajaron en todo momento con las autoridades para garantizar un entorno seguro.