El gobierno de Javier Milei ha oficializado la prohibición de los tratamientos de afirmación de género para menores de 18 años en Argentina, incluyendo terapias hormonales y cirugías de reasignación. La medida, anunciada por el vocero presidencial Manuel Adorni, revoca una disposición clave de la Ley de Identidad de Género de 2012, que permitía estos procedimientos con el consentimiento de madres, padres o tutores legales. Además, este decreto se enmarca en una serie de decisiones que reflejan una alineación ideológica con posturas conservadoras internacionales, como la reciente normativa firmada por Donald Trump en Estados Unidos.
El anuncio se produjo pocos días después del controvertido discurso de Milei en el Foro Económico Mundial en Davos, donde arremetió contra el feminismo y los movimientos LGBTIQ+, llegando a vincular de forma ofensiva a la diversidad sexual con la pedofilia. En este contexto, el gobierno justificó la prohibición argumentando que “la ideología de género llevada al extremo y aplicada en niños por la fuerza o la coerción psicológica constituye abuso infantil”, subrayando que las infancias no poseen la madurez cognitiva para decidir sobre procesos irreversibles.
Según Adorni, estas intervenciones representan “un grave riesgo para la salud física y mental” de menores, aludiendo a posibles efectos adversos como infertilidad, problemas cardiovasculares y consecuencias en la salud mental. Sin embargo, la medida ha generado un fuerte rechazo por parte de organizaciones de derechos humanos y colectivos LGBTIQ+, que advierten sobre el impacto negativo que esta decisión tendrá en la salud integral de jóvenes trans y no binaries.
El decreto se anunció pocas horas después de que Argentina informara su retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en otro movimiento que marca el giro radical del actual gobierno en materia de políticas públicas y derechos humanos. De esta manera, Milei continúa profundizando una agenda que pone en jaque avances históricos en materia de diversidad e inclusión.
