El pasado viernes, París dio inicio a los Juegos Olímpicos 2024 con una ceremonia que no dejó indiferente a nadie. Entre las luces y la majestuosidad del río Sena, se desarrolló un evento que mezcló arte, diversidad y polémica. La secuencia más comentada fue “Festividad”, una escena que incluyó a varias drag queens y al cantante Philippe Katerine, casi desnudo y pintado de azul, evocando un tono báquico.
Desde la ultraderecha, las críticas no tardaron en aparecer. Grupos conservadores interpretaron la escena como una burla a la Última Cena, lo que generó una ola de indignación. Figuras políticas como Matteo Salvini y Viktor Orban se sumaron a las voces de rechazo, acusando a la ceremonia de ser una muestra de la decadencia occidental.
En tanto, Thomas Jolly, director artístico del evento, defendió su obra argumentando que la inspiración no provenía de la Última Cena, sino del «Festín de los Dioses» de Jan Harmensz van Biljert. Jolly aclaró que su intención era celebrar un gran festival pagano, conectando con los dioses del Olimpo y reafirmando los valores de la República Francesa.
Pero las reacciones adversas no se limitaron a Europa. En Estados Unidos, personalidades como Elon Musk y Donald Trump despotricaron contra la ceremonia, tachándola de “irrespetuosa” y “satánica”. En Chile, Johannes Kaiser lo tildó de un “festival de depravados”. Incluso algunas empresas, como C Spire, anunciaron la retirada de su publicidad en protesta.
Sin embargo, no todo fueron críticas. En Francia, la ceremonia fue mayoritariamente bien recibida. Una encuesta de Harris Group reveló que el 86% de los encuestados valoraron positivamente el evento. Destacaron momentos emotivos como la reaparición de Céline Dion y el encendido de la antorcha por los atletas franceses Marie-José Perec y Teddy Riner.
En tanto, el presidente Emmanuel Macron y el Comité Olímpico Internacional (COI) elogiaron la ceremonia, describiéndola como una «montaña» en la historia del olimpismo. La inclusión y la diversidad fueron los ejes centrales, y muchos celebraron la visión progresista del evento.