El presupuesto para 2025 presentado por el gobierno de Javier Milei ha generado una ola de preocupación, especialmente entre las organizaciones que trabajan en salud pública. Uno de los aspectos más alarmantes es el recorte del 76% en los fondos destinados a la prevención y tratamiento del VIH, Hepatitis, Tuberculosis y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Este ajuste no solo pone en riesgo la vida de miles de personas que dependen de estos tratamientos, sino que también limita el acceso a insumos básicos como medicamentos y preservativos.
Además, Claudio Mariani, miembro del Frente Nacional por la Salud de las Personas con VIH, advirtió sobre una epidemia de sífilis que se ha incrementado debido a la falta de distribución de preservativos en los sectores más vulnerables. Mariani también señaló la ausencia de reactivos para estudios críticos, como la carga viral, fundamentales para monitorear la efectividad de los tratamientos. A esto se suma que, en muchos casos, la escasez de medicamentos está forzando cambios peligrosos en los esquemas de tratamiento.
En paralelo, la situación presupuestaria de la salud pública refleja un panorama preocupante. Aunque el proyecto de presupuesto 2025 contempla un aumento nominal del 150% en salud, este incremento no logra compensar la inflación acumulada, afectando severamente la capacidad real de inversión. Sectores como la educación y la seguridad social también muestran pérdidas de poder adquisitivo, lo que agrava aún más la situación.
Como resultado, diversas organizaciones sociales y de salud han comenzado a movilizarse para visibilizar estos recortes, buscando apoyo en el Congreso Nacional. Exigen que se rechace el presupuesto actual y se asignen más fondos a los programas de salud, argumentando que la falta de insumos y tratamientos no solo afectará a las personas que viven con VIH, sino a toda la población en riesgo de contraer ITS.
Este recorte es un retroceso en la lucha por la salud pública y los derechos humanos en Argentina. La necesidad de recursos adecuados es crucial para evitar un aumento en los diagnósticos tardíos, la mortalidad y el colapso del sistema de salud.