Françoise Hardy, icono del pop francés, falleció a los 80 años, dejando una huella indeleble en la música desde su debut en los años sesenta. En primer lugar, la noticia fue divulgada por su hijo, Thomas Dutronc, a través de redes sociales. Además, conocida por éxitos como «Tous les garçons et les filles» y «Comment te dire adieu», Hardy luchaba contra el cáncer desde hace dos décadas y siempre defendió el derecho a la eutanasia, habiendo ayudado a su madre a morir en 1991. Aunque no se han revelado las causas exactas de su fallecimiento, su partida marca el fin de una era.
Por otro lado, junto a otras figuras icónicas como Johnny Hallyday, Hardy contribuyó a la revolución cultural que trajo el rock y el twist a Europa, definiendo una época dorada para la música en francés. Sin embargo, su autenticidad y estética personal la distinguieron de la imagen glamorosa de otros contemporáneos.
Con una voz suave y letras introspectivas, Hardy se convirtió en un referente musical. A pesar de que admiraba más las obras de otros artistas que las suyas, su influencia perdura en generaciones de músicos. Desde joven, canalizó sus inseguridades y complejos a través de la música, como detalló en sus memorias «Le désespoir des singes et autres bagatelles».
A lo largo de su carrera, Hardy mostró una notable capacidad de adaptación a los cambios en el panorama musical, colaborando con artistas como Serge Gainsbourg y Michel Berger. A pesar de su autoexigencia, su legado discográfico sigue siendo relevante, resonando con la sensibilidad de diferentes épocas.
Además de su carrera musical, Hardy tenía un profundo interés por la astrología y mantuvo una relación intermitente con Jacques Dutronc, con quien tuvo a su hijo Thomas. Aunque se mantuvo alejada de la política, en sus últimos años se convirtió en una ferviente defensora de la eutanasia. De hecho, en una entrevista con EL PAÍS en 2018, Hardy expresó su miedo no a la muerte, sino al sufrimiento físico. En 2022, reiteró su apoyo a la legalización de la eutanasia en una carta abierta al presidente Emmanuel Macron, esfuerzo que se vio frustrado por la disolución de la Asamblea Nacional.
En resumen, Françoise Hardy deja un legado de canciones inolvidables y una firme defensa por una muerte digna, reflejando su vida y su arte hasta el final. Por tanto, su impacto en la música y su lucha por los derechos humanos continuarán inspirando a muchos.
