La relación entre el sistema digestivo y la enfermedad de Parkinson ha cobrado fuerza en los últimos años, con estudios recientes que sugieren un vínculo significativo entre daños en el tracto gastrointestinal y el desarrollo de esta patología. En este sentido, investigaciones financiadas por la Universidad de Harvard y publicadas en JAMA Network Open, indican que las personas con daños en la mucosa del sistema digestivo superior son un 76% más propensas a desarrollar Parkinson. Este hallazgo abre un nuevo capítulo en la comprensión de los orígenes de esta enfermedad neurodegenerativa.
Según el estudio, los participantes —9.350 pacientes que se sometieron a endoscopias entre 2000 y 2005— mostraron una clara relación entre el daño en el revestimiento mucoso y el posterior desarrollo del Parkinson. De hecho, el diagnóstico promedio ocurrió 14.2 años después de la detección de este daño. La gastroenteróloga Trisha Pasricha señaló que muchos pacientes recordaban problemas digestivos, como náuseas o estreñimiento, mucho antes de recibir el diagnóstico, lo cual refuerza la teoría de que la enfermedad podría originarse en el sistema digestivo.
Más allá de los síntomas motores clásicos del Parkinson, como la rigidez y los temblores, los síntomas no motores, tales como el estreñimiento, parecen manifestarse años antes, según el neurólogo Earnest Lee Murray. Esta hipótesis fortalece la conexión entre el sistema gastrointestinal y el cerebro, posiblemente a través del nervio vago, que actúa como un puente entre ambos sistemas. En este contexto, la mucosa juega un papel crucial. Este tejido blando recubre varias partes del sistema digestivo y puede verse afectado por el uso de antiinflamatorios, el consumo de alcohol o infecciones como la de Helicobacter pylori.
De manera similar, un estudio reciente de Harvard exploró la microbiota intestinal y su relación con el Parkinson, sugiriendo que un desequilibrio en estos microorganismos podría ser la causa subyacente de la enfermedad. Los investigadores encontraron que los pacientes con un sistema inmunológico debilitado y mucosa intestinal afectada presentaban un 95% más de riesgo de desarrollar Parkinson, lo cual aporta una visión más amplia sobre cómo el sistema digestivo y el cerebro están interconectados.
Este desequilibrio, conocido como disbiosis, podría desencadenar una neuroinflamación si las moléculas inflamatorias ingresan al torrente sanguíneo y alcanzan el cerebro. De hecho, los síntomas gastrointestinales, como el estreñimiento o la dificultad para tragar, pueden ser indicadores tempranos de la enfermedad, manifestándose incluso décadas antes de los primeros signos motores. Esta teoría refuerza la importancia del «eje intestino-cerebro» como factor crucial en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
Por otro lado, las investigaciones también destacan la importancia de mantener un equilibrio saludable de la microbiota para prevenir no solo el Parkinson, sino también otras patologías neurológicas. En este sentido, los probióticos y otros tratamientos que promuevan un microbioma intestinal saludable podrían reducir significativamente la inflamación y, con ello, disminuir el riesgo de padecer enfermedades como el Parkinson. La restauración del equilibrio microbiano podría, entonces, ser una herramienta preventiva importante.
A nivel molecular, un hallazgo reciente del equipo de Harvard, en colaboración con el Conicet de Argentina, ha identificado los genes que regulan la maduración de las neuronas en el cerebro adulto. Este descubrimiento podría abrir la puerta a nuevos tratamientos para el Parkinson, así como para el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. En el hipocampo, una región clave para la memoria y el aprendizaje, se generan nuevas neuronas a lo largo de la vida, pero el proceso de neurogénesis adulta y su regulación aún no se comprendía del todo. Gracias a este avance, los investigadores lograron mapear la expresión genética en distintas etapas de maduración neuronal, lo cual podría ser clave para desarrollar nuevas terapias que promuevan la neurogénesis. Además, esta investigación podría también tener implicaciones en el tratamiento de daños cerebrales derivados de traumatismos o accidentes cerebrovasculares.
Cuál es el doi del paper? Deberían citar la fuente del estudio….