México vive un resurgimiento del sarampión que amenaza con desbordar la capacidad de respuesta del sistema de salud. En lo que va del año se han confirmado 789 casos, la mayoría sin antecedente de vacunación. De hecho, el 91.4 % de las personas contagiadas no contaban con la inmunización necesaria para prevenir esta enfermedad altamente transmisible.
Además, Chihuahua concentra la mayoría de los casos, con más de 700 personas afectadas. Municipios como Cuauhtémoc y la capital del estado presentan cifras preocupantes. Este patrón epidemiológico se explica, en parte, por la concentración de comunidades con baja cobertura vacunal, algunas de ellas con objeciones religiosas o culturales hacia las campañas sanitarias. Así, el sarampión ha hallado terreno fértil en sectores históricamente marginados por el sistema de salud.
Por otra parte, el país no enfrenta este brote en aislamiento. En toda América del Norte se observa un resurgimiento similar. En Estados Unidos, el virus ha enfermado a más de 600 personas solo en Texas y Nuevo México, mientras que Canadá reporta su peor brote en décadas, con más de 700 casos. Esto demuestra que los brotes se están extendiendo a través de redes transfronterizas de comunidades con baja inmunización, como las menonitas, donde las visitas familiares y reuniones comunitarias han sido identificadas como canales de contagio.
Al mismo tiempo, la disminución sostenida de la cobertura de vacunación desde 2017 ha dejado a amplios sectores de la población sin protección. Datos de la ENSANUT muestran coberturas que apenas alcanzan el 70 %, muy por debajo del 95 % necesario para contener el virus. En consecuencia, hoy hay personas susceptibles en todas las edades, especialmente entre los 25 y 44 años, y también entre los más pequeños, de 1 a 4 años.
Finalmente, aunque las autoridades han intensificado las campañas de vacunación y aseguran contar con dosis suficientes, la falta de información clara sobre los niveles reales de inmunización deja al país vulnerable. El virus ya circula libremente y, sin una acción coordinada y contundente, seguirá cobrando víctimas.