El reciente asesinato de Mayte López Regalado, una mujer trans y reina muxe en Oaxaca, ha generado una profunda indignación y dolor en la comunidad LGBTIQ+. Ante estos hechos, la exigencia de justicia se hace más urgente, buscando que este transfeminicidio no quede en la impunidad. Mayte fue hallada en un paraje del Istmo de Tehuantepec, atada de pies y manos, con signos visibles de tortura. Este trágico suceso evidencia una vez más la vulnerabilidad y violencia a la que se enfrenta la comunidad muxe en México.
Mayte era una figura importante entre las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro, un colectivo que defiende los derechos de la comunidad muxe y LGBTIQA en la región. Con el fallecimiento de Mayte, no solo se pierde a una activista y exreina de la tradicional Vela de las Intrépidas, sino también a una mujer conocida por su amistad, sensibilidad y por su lucha constante por la igualdad. En redes sociales, decenas de personas lamentaron la noticia y expresaron su rechazo a los crímenes de odio que afectan a esta comunidad.
En este contexto de violencia, es alarmante que, según datos de la Asamblea Nacional Trans No Binarie y el colectivo Transcontingenta, al menos 50 mujeres trans han sido víctimas de feminicidio en lo que va del año en México. La mayoría de ellas se encontraban en situaciones de gran vulnerabilidad, como el trabajo sexual. A estas cifras se suma el caso de Mayte, asesinado en un lugar que suele ser idealizado como “el paraíso muxe”, reflejando la contradicción entre la percepción y la realidad de la violencia estructural en la región.
La Coalición Mexicana LGBTTTI+ también ha condenado con firmeza el asesinato de Mayte, exigiendo investigaciones exhaustivas e imparciales. Para la coalición, resulta esencial que las autoridades pongan fin a la impunidad que rodea a los crímenes de odio contra las personas muxe y toda la comunidad LGBTIQ+. La figura de Mayte, que también fue la primera mujer trans en competir en fisiculturismo en la región, simboliza la resistencia frente a una sociedad que sigue plagada de prejuicios.
Por último, el asesinato de Mayte no solo es una tragedia personal, sino un reflejo de la violencia sistemática que sufren las comunidades trans y muxe en México. Las voces que hoy claman por justicia piden también que se frene la ola de odio y marginación que se perpetúa, una situación que, lamentablemente, sigue cobrando vidas sin que haya respuestas contundentes por parte de las autoridades. Es crucial, por tanto, seguir visibilizando estas injusticias y demandar que cada vida perdida no sea olvidada.