A los 84 años falleció el comediante argentino Antonio Gasalla

A los 84 años, falleció Antonio Gasalla, el icónico actor y humorista argentino que dejó una huella imborrable en la escena teatral y televisiva. Su partida, ocurrida en el Sanatorio Otamendi de Buenos Aires, generó un profundo pesar en el mundo del espectáculo, donde era ampliamente admirado por su talento y creatividad. Desde que se conoció la noticia, colegas, amigos y seguidores han expresado su tristeza, recordando su legado y la risa que supo regalar durante décadas.

La despedida se lleva a cabo en el Teatro Maipo, un espacio emblemático en su carrera y donde brilló con innumerables espectáculos. Allí, entre aplausos y homenajes, distintas personalidades del medio artístico han llegado para darle el último adiós. Figuras del espectáculo trasandino como Marcelo Polino, uno de sus amigos más cercanos, compartió su dolor al recordar la complicidad que mantenían. “Hablábamos todos los días, reíamos viendo televisión juntos. Para mí, Antonio era familia”, expresó. Por su parte, Daniel Aráoz destacó su espíritu transgresor y su aporte inigualable al arte escénico, mientras que Cecilia Rossetto lo describió como un artista integral, con una visión única sobre el humor y la actuación.

A lo largo de la noche, cada media hora el público rompió el silencio con aplausos, rindiendo tributo a un artista que supo retratar, con una ironía mordaz, la cotidianidad de la sociedad argentina. Entre quienes se acercaron al Maipo también estuvieron Georgina Barbarossa, Roberto Piazza y Nacha Guevara, quien lo definió como “irrepetible” y celebró que su despedida se diera en un teatro, el lugar donde Gasalla construyó su carrera.

Nacido el 9 de marzo de 1941 en Buenos Aires, Gasalla fue un pionero del café concert y alcanzó fama internacional con la película Esperando la Carroza (1985), en la que interpretó a la inolvidable Mamá Cora. En televisión y teatro, dio vida a personajes icónicos como La Abuela, la Empleada Pública y Soledad Solari, que se convirtieron en parte del imaginario popular argentino. Su capacidad para observar y satirizar la realidad, sumada a su talento para la escritura y la interpretación, lo posicionaron como una figura indispensable en la cultura argentina.

El último tiempo de su vida estuvo marcado por problemas de salud, que lo llevaron a ser internado en varias ocasiones. En junio de 2024 sufrió una neumonía severa y, meses después, atravesó complicaciones derivadas de su deterioro cognitivo. Finalmente, el 16 de marzo de 2025, una descompensación agravó su estado y provocó una falla multiorgánica. Desde entonces, familiares, amigos y seguidores no han dejado de recordarlo con cariño, conscientes de que su legado seguirá vivo en cada risa que alguna vez provocó

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