Activista musulmán LGBTQ+ Muhsin Hendricks, asesinado en Sudáfrica

Muhsin Hendricks, reconocido como el primer imán abiertamente gay del mundo, fue asesinado a tiros el sábado 15 de febrero de 2025 en Gqeberha, Sudáfrica. Según informes oficiales, dos atacantes con el rostro cubierto interceptaron el vehículo en el que viajaba y abrieron fuego sin previo aviso. Tras el ataque, los agresores huyeron de la escena, dejando a Hendricks sin vida en el asiento trasero del automóvil.

Este crimen ha generado indignación a nivel global, especialmente entre organizaciones LGBTQ+ y activistas por los derechos humanos. Julia Ehrt, directora ejecutiva de la ILGA, ha expresado su preocupación, sugiriendo que podría tratarse de un crimen de odio. Por su parte, la Fundación Al Ghurbaah, creada por el propio Hendricks, ha solicitado justicia y protección para sus allegados.

Figura clave en la lucha por la inclusión de musulmanes LGBTQ+, Hendricks salió del clóset en 1996 y desde entonces trabajó incansablemente para conciliar la fe islámica con la diversidad sexual. Fundó El Círculo Interior, una organización que ofrecía apoyo a personas queer dentro del Islam, y posteriormente estableció la mezquita Masjidul Ghurbaah en Ciudad del Cabo, un refugio para quienes eran rechazados en otros espacios religiosos.

Su activismo no estuvo exento de controversia. Hendricks desafió interpretaciones tradicionales del Corán, argumentando que la homosexualidad no era incompatible con el Islam. En múltiples entrevistas, sostuvo que el patriarcado había moldeado las lecturas religiosas excluyendo a personas queer. «Nadie tiene el monopolio de la fe», afirmó en una conversación con Openly en 2022.

A pesar de las amenazas, su compromiso con la comunidad LGBTQ+ musulmana nunca flaqueó. Su vida y lucha fueron documentadas en el largometraje The Radical, donde habló abiertamente sobre los riesgos que enfrentaba. «Ser fiel a uno mismo es más importante que el miedo a morir», declaró en el documental.

El asesinato de Hendricks ocurre en un contexto de creciente violencia en Sudáfrica, un país con una de las tasas de homicidio más altas del mundo. En el último año, se registraron aproximadamente 28.000 asesinatos, reflejando una crisis de seguridad alarmante. En este escenario, la muerte del imán se suma a una lista de crímenes aún sin resolver, dejando un vacío inmenso en la lucha por un Islam más inclusivo.

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