Tras un histórico avance legislativo, Grecia celebra su posición como el vigésimo país europeo, y notablemente, el primero de fe cristiana ortodoxa, en abrazar el matrimonio igualitario. Con 176 votos a favor frente a 76 en contra y 2 abstenciones, el Parlamento griego marcó un antes y un después este jueves, extendiendo el derecho al matrimonio y a la adopción de menores a parejas del mismo sexo.
Es relevante destacar que, pese a la resistencia de la poderosa Iglesia ortodoxa, la reforma contó con el impulso del Gobierno y el apoyo crucial de partidos opositores. Curiosamente, un número significativo de miembros del partido gobernante, Nueva Democracia, de tendencia conservadora, optaron por votar en contra, abstenerse o incluso abandonar la sesión, evidenciando la polarización interna.
No obstante, desde 2015, Grecia ya reconocía la unión civil entre parejas del mismo sexo, aunque sin otorgar los mismos derechos que a las uniones heterosexuales. El primer ministro Kyriakos Mitsotakis, cumpliendo una de sus promesas de campaña, facilitó la libertad de voto dentro de su partido, mostrando un compromiso firme con la igualdad, a pesar de la oposición de sectores conservadores y de la Iglesia.
Mitsotakis, en su defensa, instó a la Iglesia ortodoxa a no entrometerse en asuntos estatales, argumentando con un pasaje bíblico la separación de poderes durante el debate parlamentario. Esta nueva legislación brinda a las parejas del mismo sexo una mayor seguridad legal, especialmente en lo referente a la custodia de sus hijos, eliminando el temor a perderla bajo ciertas circunstancias.