Un cambio inesperado pero alentador ha surgido en la lucha contra las infecciones de transmisión sexual (ITS): una notable disminución en los casos de sífilis entre hombres gay y bisexuales, atribuida en gran medida a la adopción de un protocolo preventivo basado en doxiciclina, conocido como doxyPEP. Este enfoque, que implica tomar una dosis del antibiótico después de relaciones sexuales sin protección, ha mostrado resultados significativos en la prevención de sífilis, clamidia y gonorrea.
Los datos más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que entre 2022 y 2023 los diagnósticos de sífilis primaria y secundaria, las etapas más infecciosas de esta enfermedad, disminuyeron un 10%, con un impacto destacado entre hombres gay y bisexuales, quienes representan una parte significativa de los casos históricos. Este descenso contrasta con años de aumentos sostenidos en las cifras de ITS bacterianas, que alcanzaron niveles récord en las últimas décadas.
El éxito de doxyPEP radica en su accesibilidad y simplicidad. Una dosis de 200 miligramos de doxiciclina tomada dentro de las 72 horas posteriores al sexo sin preservativo reduce en más del 70% los casos de sífilis y clamidia, y cerca del 50% los de gonorrea. Desde su implementación inicial en San Francisco en 2022, otras grandes ciudades como Chicago y Nueva York han seguido su ejemplo, integrando esta estrategia en clínicas especializadas para la comunidad LGBTQ+.
A pesar de estos logros, persisten desafíos. Expertos han señalado que el acceso desigual a doxyPEP podría agravar las disparidades raciales en la transmisión de ITS. Mientras las personas blancas tienen más probabilidades de beneficiarse de este protocolo, los grupos racializados continúan enfrentando barreras estructurales para acceder a servicios de salud.
Otro punto de preocupación es la posible contribución del uso extendido de doxiciclina a la resistencia antimicrobiana. Aunque los estudios iniciales no han detectado un aumento significativo en bacterias resistentes vinculadas a doxyPEP, investigadores siguen monitoreando esta situación de cerca.
En paralelo, la introducción de pruebas caseras para detectar gonorrea y clamidia, aprobadas recientemente por la FDA, podría complementar estas estrategias preventivas al facilitar diagnósticos tempranos y reducir la transmisión. Además, nuevas variantes del protocolo, como doxyPrEP, que implica la ingesta diaria de doxiciclina, están siendo estudiadas en poblaciones diversas, incluyendo trabajadoras sexuales y hombres gay en diferentes países.
El contexto histórico también es relevante. El avance en el tratamiento del VIH en 1996 y la aprobación en 2012 de PrEP (profilaxis preexposición para prevenir el VIH) redujeron significativamente el uso de preservativos, contribuyendo al incremento en los casos de ITS bacterianas. Ahora, con herramientas como doxyPEP, la prevención vuelve a ser una prioridad tangible y alcanzable.
Finalmente, los especialistas subrayan la necesidad de fortalecer la inversión en salud pública. Como señala el Dr. Jeffrey Klausner, experto en enfermedades infecciosas, garantizar el acceso gratuito a pruebas y tratamientos de ITS es esencial para mantener el progreso actual y cerrar brechas en la atención sanitaria.