La trayectoria de Fashion for Relief, la organización benéfica fundada por Naomi Campbell, ha llegado a un final abrupto tras una serie de investigaciones que revelaron serias irregularidades financieras. A pesar de haber sido concebida como un proyecto para combatir la pobreza, la fundación fue señalada por la Charity Commission for England and Wales por mala gestión y uso indebido de fondos, lo que ha llevado a la inhabilitación de la exmodelo para dirigir organizaciones benéficas durante los próximos cinco años.
La investigación comenzó en 2020, luego de que el organismo fiscalizador detectara anomalías en los registros financieros de 2018. Desde su registro oficial en 2015, Fashion for Relief había recaudado alrededor de 4.8 millones de libras a través de eventos benéficos. Sin embargo, de esa cantidad, solo 389.000 libras fueron destinadas a organizaciones caritativas como Save the Children y Mayor’s Fund for London. El resto de los fondos se gastaron en lujos personales, incluyendo estancias en hoteles de cinco estrellas, tratamientos de spa y seguridad personal para Campbell, según reveló el informe.
Uno de los momentos clave que resaltó el organismo de control fue un evento en Cannes en 2018, donde Campbell gastó cerca de 9.400 euros en un lujoso hotel, cubriendo además vuelos y hospedaje para un fideicomisario y un donante anónimo. A lo largo de la investigación, también se descubrió que Bianka Hellmich, fideicomisaria de la organización, había recibido pagos no autorizados por un total de 290.000 libras en honorarios de consultoría y otros 26.000 en gastos de viaje. Por estos hechos, Hellmich fue descalificada como fideicomisaria durante nueve años.
Otro aspecto que empañó la reputación de la organización fue la supuesta colaboración con Unicef, que Fashion for Relief promovió en eventos benéficos, asegurando que parte de las ganancias se destinarían a la agencia de la ONU. Sin embargo, Unicef desmintió haber tenido algún tipo de asociación oficial con la fundación, y afirmó que nunca recibió fondos provenientes de los eventos organizados por la entidad de Campbell. Este episodio también fue objeto de una denuncia presentada por Unicef a la Charity Commission en 2019.
El informe final de la Charity Commission no dejó lugar a dudas: la mala conducta y la administración negligente de los fideicomisarios fueron elementos recurrentes en la gestión de Fashion for Relief. Entre 2016 y 2022, la organización destinó solo un 8,5% de los fondos recaudados a los fines benéficos que supuestamente defendía, mientras que el resto se utilizó para cubrir gastos personales de la modelo y sus asociados.
En respuesta a estas acusaciones, Campbell disolvió la fundación en marzo de 2024, eliminando a Fashion for Relief del registro de organizaciones benéficas del Reino Unido. En un comunicado emitido por sus abogados, la modelo afirmó: “Reconozco que, como la cara visible de Fashion for Relief, soy en última instancia responsable de su conducta. Lamentablemente, confié en la gestión operativa y legal de otros”. Además, aseguró haber recuperado 413.130 euros y protegido otros 117.709, pero no pudo demostrar que el uso de estos recursos fuera apropiado.
El desenlace de Fashion for Relief, que en su inicio prometía ser una plataforma para generar impacto social positivo, dejó tras de sí una estela de desconfianza y decepción. En noviembre de 2021, la Charity Commission designó administradores interinos para intentar salvar la organización, pero al descubrir que esta era insolvente, optaron por su disolución definitiva en marzo de 2024.
