Bulgaria sigue a Rusia y prohíbe «propaganda LGBT+» en escuelas

El Parlamento de Bulgaria ha dado luz verde a una controvertida ley que impide la promoción y defensa de temas relacionados con la comunidad LGTBI+ en el sistema educativo. Concretamente, la medida, impulsada por el partido ultraderechista Renacimiento, prohíbe lo que ellos denominan «propaganda de orientación sexual no tradicional». En este sentido, la normativa se asemeja a la aprobada en Rusia en 2022.

En el ámbito legislativo, la enmienda a la ley educativa fue aprobada con 135 votos a favor, 57 en contra y ocho abstenciones. El texto establece la prohibición de «realizar propaganda, así como promover e incitar de cualquier forma, directa o indirectamente, ideas y puntos de vista relacionados con la orientación sexual no tradicional y/o la determinación de una identidad de género distinta de la biológica». Es importante destacar que la aprobación definitiva se logró en una segunda votación, propuesta por el Partido Socialista Búlgaro, conocido por su postura socialmente conservadora y contraria a la «ideología de género». En la primera vuelta participaron los 240 diputados, con 157 apoyos a favor de la propuesta.

Analizando los apoyos políticos, entre los diputados que votaron a favor se encuentran ultraderechistas, socialistas y conservadores. En contraste, legisladores de la formación europeísta PP-BD, del partido conservador GERB y de la formación de la minoría turca expresaron su rechazo a la ley.

Por su parte, Renacimiento ha defendido la medida, asegurando que debería tener «un impacto positivo» y fortalecer «los valores tradicionales cristianos de la familia, el amor y el respeto». Kostadin Kostadinov, presidente del partido prorruso, afirmó que «lo que han intentado imponer durante décadas acaba de fracasar en Bulgaria. Bulgaria ha dado así un ejemplo positivo que muy pronto podrán seguir otros países».

Así, la aprobación de esta ley ha generado un amplio debate sobre los derechos LGTBI+ y la influencia de la política en la educación, posicionando a Bulgaria en una trayectoria similar a la de Rusia en cuestiones de derechos humanos y libertad de expresión.

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