La expansión de la viruela del mono en África ha encendido las alarmas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que evalúa declarar la enfermedad como una emergencia global. A raíz de la detección de una variante más letal en el Congo, el director general de la OMS, Tedros Adhanom, ha convocado a expertos para analizar la situación y determinar las medidas necesarias para contener el brote.
En medio de esta crisis, los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África revelan un aumento significativo en los casos y muertes por viruela del mono. Este año, se han reportado casos en diez países africanos, con el Congo concentrando el 96% de los contagios y fallecimientos. Particularmente preocupante es la alta incidencia en niños menores de 15 años, quienes constituyen el 70% de los casos y el 85% de las muertes.
El problema se agrava con la reciente propagación del virus a países vecinos como Kenia, Uganda, Ruanda, Burundi y la República Centroafricana. La secuenciación genética ha confirmado que estos casos pertenecen a una variante más mortal previamente identificada solo en el Congo. Esta cepa ha demostrado tener una tasa de letalidad del 10%, mucho mayor que la del brote mundial de 2022.
Frente a esta situación, la OMS ha destinado un millón de dólares de su fondo de emergencia para combatir el brote, aunque los recursos y vacunas disponibles en África siguen siendo limitados. Mientras los países occidentales han logrado frenar la propagación del virus mediante campañas de vacunación, África sigue en desventaja debido a la falta de acceso a estos tratamientos.
El panorama es aún más preocupante por el alto nivel de movilidad en las regiones afectadas, lo que aumenta el riesgo de transmisión transfronteriza. En Kenia, por ejemplo, el flujo de turistas y el intenso tránsito de la red de transporte podrían facilitar una propagación más amplia del virus. Las autoridades kenianas han implementado medidas de vigilancia y aislamiento para los casos sospechosos, pero la situación sigue siendo crítica.
Finalmente, la OMS ha subrayado la urgencia de una respuesta coordinada y equitativa a nivel mundial, además de intensificar los esfuerzos para contener el brote en África, ya que el riesgo de que el virus se extienda a otras partes del mundo sigue siendo alto. Así, la solidaridad internacional y el apoyo financiero son cruciales para enfrentar este desafío sanitario.
