La Epidemia de la Soledad Masculina: Los chicos también necesitan llorar.

Que el machismo también es un yugo para los hombres es una verdad de la que se habla poco. Si bien decir que muchos hombres son analfabetos emocionales puede parecer un estereotipo de género, lo cierto es que la concepción eminentemente femenina de algunas emociones en nuestra sociedad, como la tristeza o el miedo o la vulnerabilidad, está llevando la salud mental masculina al límite.

Diversos estudios sitúan la prevalencia del suicidio masculino en un 80%, y aunque las causas son múltiples, la soledad y la falta de conexiones significativas fuera de la familia podrían explicar en parte la epidemia de soledad masculina. Por ejemplo, estudios señalan que las personas socialmente aisladas tienen un 32% más de probabilidades de morir prematuramente. Es por ello que los hombres necesitan volver a encontrar su valía y conectarse con otros, dejando atrás los prejuicios y conectarse con sus emociones más profundas.

Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que la soledad -en todos los géneros- se ha convertido en una prioridad sanitaria mundial y ha establecido una nueva Comisión sobre Conexión Social. Durante los próximos tres años, esta Comisión se enfocará en encontrar formas de abordar la «amenaza urgente para la salud» que representa la epidemia global de soledad, con el objetivo de analizar los avances científicos más recientes y diseñar estrategias para ayudar a las personas a fortalecer sus relaciones sociales.

Para la OMS la soledad es una amenaza «infravalorada» para la salud que se ha vuelto generalizada, que impulsa enfermedades mentales y físicas. Ahora, se presenta una oportunidad para cambiar esta situación. Y es que las investigaciones han demostrado que la falta de conexiones sociales está relacionada con problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión o el suicidio.

Tal parece que la desconexión social es un factor clave en la crisis de salud mental que afecta a un gran número de personas en todo el mundo, sobre todo después de la pandemia del COVID-19,  que dejó a más de mil millones de personas -1 de cada 8- viviendo con problemas de salud mental. Además, la soledad y el aislamiento social también pueden tener un impacto negativo en la salud física, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, apoplejía, demencia o hábitos poco saludables como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

Hablar sobre la vida interior de los hombres se hace apremiante. Cambiar, por ejemplo, la narrativa de la paternidad es fundamental. Los padres no deben ser retratados como inútiles, sino como participantes activos en la crianza de los hijos. Por supuesto que se necesitan cambios políticos que apoyen la paternidad desde un inicio, incluyendo políticas de permiso luego del nacimiento de los hijos y junto con ello un cambio de mirada culturalmente entorno a lo que significa ser hombre. Y es que el posnatal masculino existe en Chile, pero a penas 189 hombres lo usaron durante 2023.

Debemos fomentar la creación de comunidades que animen a los padres a dar lo mejor de sí mismos y a los hombres a hablar de sus sentimientos. Es hora de un cambio social y cultural entorno a las masculinidades: es preciso que los hombres asuman también roles de cuidado y la sociedad debe valorarles mas allá de su salario y éxito profesional. Debemos reconstruir instituciones que apoyen la amistad y las conexiones significativas, un espacio donde poder hablar de sí mismos y sentirse escuchados, pues todo indica que los chicos también necesitan llorar.

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