En el marco de un partido amistoso en el Estadio Nacional de Santiago, la selección chilena se impuso con un contundente 3-0 sobre Paraguay. Más allá del resultado deportivo, el evento destacó por su significativo mensaje a favor de los derechos LGBT+.
Durante el encuentro, los capitanes Claudio Bravo y Alexis Sánchez portaron brazaletes con los colores del arcoíris y la palabra «respeto». En primer lugar, Claudio Bravo, conocido por su trayectoria en clubes como el Barcelona y el Manchester City, lució el distintivo. Posteriormente, tras una lesión, Alexis Sánchez, quien ha jugado en el Arsenal y el Inter de Milán, asumió el rol, reflejando el compromiso del equipo con la diversidad.
Este acto es parte de las iniciativas continuas de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) para combatir la discriminación. En efecto, en 2016, la ANFP firmó el «Acuerdo de Voluntades por un Fútbol Inclusivo y sin Discriminación en Chile», subrayando el poder del fútbol para promover la solidaridad y la paz social.
Este acuerdo también insiste en la condena de cualquier forma de violencia y discriminación en los estadios y centros deportivos. Desde entonces, se han desarrollado campañas persistentes contra la homo/transfobia en los estadios chilenos.
Coincidiendo con el Mes del Orgullo, La Roja reafirma su dedicación a la igualdad y al respeto hacia todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género. Así, Chile celebró no solo una victoria deportiva, sino también su apoyo a la inclusión y la diversidad en el deporte.