Luis Daniel Llambi, investigador de la Universidad de los Andes en Mérida, Venezuela, lamenta profundamente la reciente noticia que ha entristecido a la comunidad científica venezolana: «Nos da mucha tristeza porque Mérida siempre ha sido la Ciudad de las Nieves Eternas». Y es que a principios de mayo, la Iniciativa Internacional sobre el Clima Criosférico (ICCI) anunció que el glaciar Humboldt, el último de Venezuela, se ha reducido tanto que ya no puede ser clasificado como glaciar. Este hecho convierte a Venezuela en el primer país de los Andes en perder todos sus glaciares.
Históricamente, Venezuela albergaba cinco glaciares en sus picos más altos, superando los 5.000 metros sobre el nivel del mar. Los registros iniciales del ingeniero Alfredo Jahn en 1910 documentaban glaciares en los picos Bolívar, Bonpland, La Concha, Espejo y Humboldt, abarcando un área de 10 kilómetros cuadrados. Pero la rápida reducción del glaciar Humboldt es evidente. En 2019, aún cubría unas cuatro hectáreas, pero para diciembre de 2023, quedaban menos de dos. Según Llambi, esto representa una pérdida del 50% en solo cuatro años. Así, el hielo del Humboldt ha estado retrocediendo desde los años 70, acelerándose dramáticamente desde 2016.
Por otra parte, el glaciólogo Jorge Luis Ceballos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) de Colombia, explica que técnicamente el Humboldt ya no cumple con los criterios de un glaciar, ya que requiere un tamaño mínimo, movimiento y una fuente de alimentación de nieve, condiciones que ya no posee. Sin embargo, para muchos, incluido Llambi, el Humboldt sigue siendo un glaciar hasta su completa desaparición.
En tanto, la comunidad científica global predice que el aumento de temperaturas también provocará la desaparición de glaciares en Colombia y Ecuador para 2050. Este fenómeno refleja una tendencia global de reducción de la criósfera, con una pérdida estimada entre el 20% y el 80% de los glaciares para 2100, dependiendo de las reducciones en las emisiones de CO2.
Y es que la desaparición del glaciar Humboldt es un claro indicativo de los efectos devastadores del cambio climático en los glaciares tropicales. La pérdida de estas masas de hielo no solo tiene implicaciones científicas y culturales, sino que también afecta la seguridad hídrica y energética de las comunidades.