Scarlett Johansson ha denunciado el uso fraudulento de su voz en una herramienta de inteligencia artificial. Sin embargo, esta situación no es aislada, ya que el uso de deepfakes y tecnologías similares está en aumento. La actriz, conocida por su atractiva voz en Hollywood, había declinado una oferta de OpenAI para ser la voz femenina de su chatbot. A pesar de esto, la plataforma utilizó una voz similar, lo que llevó a Johansson a tomar medidas legales.
En su comunicado, Johansson afirma que rechazó la oferta de Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, para poner voz al nuevo sistema ChatGPT 4.0. De todas formas, se pagó a un actor anónimo para crear la voz de Sky. Sus amigos y familiares notaron que Sky sonaba demasiado similar a Johansson, lo que la dejó estupefacta y enfadada.
El día del estreno de la nueva voz, Altman publicó «her» en X, lo que muchos interpretaron como una referencia a la película Her, en la que Johansson da voz a un chatbot de inteligencia artificial. En respuesta a esto, un usuario de X criticó esta estrategia comercial, señalando que Her fue concebida como una distopía sobre la alienación por la IA, no como una estrategia comercial.
Johansson concluyó su declaración destacando la importancia de proteger las identidades y trabajos propios en un mundo donde los deepfakes son cada vez más comunes. Mientras tanto, OpenAI confirmó que pondría en pausa la nueva voz «por respeto» mientras abordaba las preocupaciones planteadas por Johansson.
En un post en X, OpenAI mencionó que 400 actores de voz participaron en la audición para Sky y que la voz final no es una imitación de Johansson, sino la de una actriz profesional diferente. La compañía explicó que discutió con cada actor sobre las capacidades y riesgos de la tecnología, así como las salvaguardas implementadas.
En resumen, este incidente subraya la necesidad de una regulación más estricta y una mayor conciencia sobre el uso de tecnologías emergentes, especialmente aquellas que pueden afectar la identidad y el trabajo de las personas.